Mi promesa
-“Allá lejos, en España está mi pueblo, Galera. Los recuerdos se entreveran pero siento su perfume, sus sonidos, sus costumbres.”
Así contaba mi abuela del pueblo donde vivía, que orgullosa parecía hablando de su Galera.
“De mañana me mandaban a juntar los caracoles, para probar sus sabores en las comidas caseras. Iba feliz y cantando como la niña que era.”
Una sonrisa en su alma, una mirada perdida; cae una lágrima triste en su boca, fugitiva.
“Entre los verdes trigales crecen las luces del alba, que marcan el camino de regreso hasta la casa. Todo era un lindo destino, linda infancia, linda calma.”
“Que hermosa la procesión por los caminos angostos, juntando de pueblo en pueblo toda la gente dispuesta para cargar en sus hombros a Jesús, el nazareno”.
Su boca empieza a temblar, baja al piso su mirada parece que algún recuerdo está maltratando su alma. |
“Una mañana de invierno mi madre cerró sus ojos y en ese mundo quedamos mi padre, mi abuela y yo, la casa cueva el fogón y un callado corazón”.
“Sin tiempo de despedidas nos fuimos de aquellas tierras viajando con la certeza de volver para quedarnos. Los años fueron pasando y con ellos las promesas”.
Dejando atrás los recuerdos, su infancia, las dolencias; olvidando aquella ciencia de irse para volver. Sin tener ya que perder nunca olvidó su querencia.
“Anduve tantos caminos para llegar a estas tierras crucé mares, llanos, sierras; dejé familias, costumbres. Veo la ermita en la cumbre, jamás me fui de Galera”.
Colmada de cicatrices su vida dejó de andar, su alma volvió al lugar donde estaba el corazón, que se quedó en aquel pueblo no la quiso acompañar.
Hoy me duele tu fracaso, tus lágrimas y tristezas. Viniste a ser mi abuela, te lo quiero agradecer. Prometo no perecer Si devolverte a Galera. |